Serenidad, valor y sabiduría son las tres virtudes necesarias para realizar cambios que mejoren nuestras vidas. “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo y la sabiduría para reconocer la diferencia”.
Ese “valor” necesario para realizar cambios se refiere a la valentía necesaria de salir de nuestra zona de confort.
La “zona de confort” no se refiere a “un lugar donde estamos cómodos”. Se llama así al espacio que ocupamos “sin tener que hacer nada”.
Tu zona de confort puede ser un lugar terrible, con adicciones, relaciones tóxicas, maltratos, marginalidad, disconformidad, exclusión, delincuencia.
Es un estado mental donde la prioridad es no correr riesgos. La zona de confort es un lugar donde las cosas se mantienen siempre igual.
Quedarnos en nuestra zona de confort nos evita el miedo que implican las acciones que producen cambios. Es el lugar que usamos, donde disfrutamos lo que tenemos a mano de manera segura en lo inmediato. Salir de ahí significa realizar acciones que generen cambios asumiendo riesgos.
En la zona de aprendizaje es donde vas a obtener la información para decidir, y “el precio” de esa información se paga en riesgo. Es donde suceden los cambios.
Por ejemplo. Te invitan a cenar al restaurante más lujosos de Cancún. ¿Qué haces? ¿Pides un exótico platillo desconocido para ti o aprovechas y ordenas tu plato preferido aprovechando las ventajas de la mejor cocina de la ciudad? Te puedes quedar en tu zona de confort y disfrutar los tacos gourmets mas ricos de México; perdiendo la oportunidad de conocer otro tipo de gastronomía. Las oportunidades están fuera de tu zona de confort.
Necesitamos de mucho valor para lograr los cambios que buscamos para tener una mejor imagen de nosotros mismo, una sana autoestima y realizarnos como personas.
La terapia breve y focalizada ofrece mecanismos científicos y profesionales para mitigar esos riesgos, trabajando directamente en cada caso particular, optimizando los tiempos y concentrándose en resultados puntuales. Lo único que se requiere es "armarse de valor" para dar el primer paso.
La Zona de Confort
La “zona de confort” no se refiere a “un lugar donde estamos cómodos”. Se llama así al espacio que ocupamos “sin tener que hacer nada”.
Tu zona de confort puede ser un lugar terrible, con adicciones, relaciones tóxicas, maltratos, marginalidad, disconformidad, exclusión, delincuencia.
Es un estado mental donde la prioridad es no correr riesgos. La zona de confort es un lugar donde las cosas se mantienen siempre igual.
Quedarnos en nuestra zona de confort nos evita el miedo que implican las acciones que producen cambios. Es el lugar que usamos, donde disfrutamos lo que tenemos a mano de manera segura en lo inmediato. Salir de ahí significa realizar acciones que generen cambios asumiendo riesgos.
¿Por qué salir de la zona de confort?
Para poder entrar a la “zona de aprendizaje” donde se observa, se mide, se evalúa y se compara.En la zona de aprendizaje es donde vas a obtener la información para decidir, y “el precio” de esa información se paga en riesgo. Es donde suceden los cambios.
Por ejemplo. Te invitan a cenar al restaurante más lujosos de Cancún. ¿Qué haces? ¿Pides un exótico platillo desconocido para ti o aprovechas y ordenas tu plato preferido aprovechando las ventajas de la mejor cocina de la ciudad? Te puedes quedar en tu zona de confort y disfrutar los tacos gourmets mas ricos de México; perdiendo la oportunidad de conocer otro tipo de gastronomía. Las oportunidades están fuera de tu zona de confort.
El valor para cambiar.
Se necesitan de tres tipos de valor para salir de la zona de confort, dependiendo de cada caso.- Valor físico: Es la decisión voluntaria de poner en peligro la integridad física por una buena causa. Médicos, enfermeras, soldados, policías, bomberos son el típico ejemplo.
- Valor moral: Implica desafiar el poder, las normas o lo socialmente aceptado para luchar en aquello en lo que se cree. La lucha contra la esclavitud, el racismo y los derechos de la mujer son claros ejemplos de ello.
El valor moral se requiere para enfrentar estigmas sociales, enfrentar una enfermedad, o romper círculos viciosos confesando algo a la familia y amigos. - Valor psicológico: Es el necesario para encarar las verdades más duras y lidiar con sentimientos y experiencias dolorosas para alcanzar el bienestar deseado.
El valor psicológico es necesario para para encarar, aceptar y reconciliarse con las culpas y experiencias dolorosas o traumáticas del pasado, y para gestionar la incertidumbre del futuro y focalizarse en el momento presente.
Necesitamos de mucho valor para lograr los cambios que buscamos para tener una mejor imagen de nosotros mismo, una sana autoestima y realizarnos como personas.
La terapia breve y focalizada ofrece mecanismos científicos y profesionales para mitigar esos riesgos, trabajando directamente en cada caso particular, optimizando los tiempos y concentrándose en resultados puntuales. Lo único que se requiere es "armarse de valor" para dar el primer paso.
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