Muchos individuos sufren debido a la ira que hay en sus vidas.
Esta perturba relaciones interpersonales y familiares, también afecta el rendimiento ya sea en el trabajo o los estudios, les lleva a decir cosas de las que se sienten culpables o avergonzados, disminuye su autoestima y sienten que no tienen control emocional.
Sin que este problema llegue a clasificarse como parte de un trastorno adaptativo desde lo psiquiátrico, no son pocas las dificultades que deben enfrentarse por esta causa.
Algunas personas poseen un umbral mas bajo para la ira, y experimentan periodos de cólera que suelen volverse crónicos. Son sujetos más vulnerables a sentir rabia en diversas situaciones de la vida cotidiana y a percibir una ira mas intensa en pequeñas provocaciones así como también una mayor actividad fisiológica cuando están enfadados.
Las consecuencias de estos estados son cada vez más frecuentes y más serias, aumenta la ansiedad, deteriora el concepto de uno mismo, disminuye la capacidad para afrontar el estrés y hay una mayor probabilidad de caer en la dependencia a alguna sustancia, como drogas, alcohol, cigarrillos, etc.
Se hace necesario hacer algo al respecto ya que perturba la calidad de vida.
El tratamiento se apoya sobre la adquisición de habilidades de relajación y la reestructuración cognitiva. Es un proceso relativamente corto, de 12 sesiones aproximadamente dependiendo siempre del trabajo de cada paciente.
El objetivo principal es reducir la Ira conociendo los factores mentales, emocionales y físicos que intervienen, los estímulos precipitantes de los mismos y sobre todo creando una alternativa de acción que pueda afrontarlos de manera más saludable.
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