Pasan los meses y el estrés pandémico parece ser cada vez más difícil de manejar.
En esta entrega quiero esbozar un borrador de lo que entiendo está pasando en Cancún, y así abordar las consideraciones a tener en cuenta para enfrentar la pandemia desde un punto de vista psicológico.
Sentir nerviosismo y agitación (incluso tristeza y hasta un poco de ira) es normal. La ansiedad genera esas emociones.
Los ambientes laborales donde el trabajo remoto no tiene “hora de salida” son cada vez más frecuentes en Cancún. En esos hogares no alcanza el tiempo del adulto para controlar lo que sucede dentro de su casa, situación ideal para acumular presión que en algún momento tendrá que “alivianarse” por algún otro lado.
Todo esto genera conflictos de comunicación entre las parejas, los cuales se agravan a medida que pasan los meses.
El estrés se incrementa a medida que transcurre el tiempo, se van sumando problemas internos y se forma una especie de sistema que se retro alimenta en un ciclo de generación constante de situaciones de ansiedad: Identificar y romper ese ciclo es el desafío a vencer.
Estamos observando a una generación de niños convertirse en adictos a video juegos, redes sociales y todo tipo de dispositivo conectado a internet. Estos niños están cambiando de conducta. Comenzaron con simples rabietas y berrinches “a la hora de ir a bañarse” y escalaron a problemas mayores (y graves) en un lapsus de menos de dos años.
Los desórdenes alimentarios están a la orden del día. Los problemas de sobre peso son cada vez más frecuentes y se presentan de manera lineal con la evolución de algún otro factor asociado, perfectamente detectable y asociado a la pandemia por Covid-19.
Se incrementó el consumo de drogas recreativas, los casos de depresión están llegando a niveles extremos, separaciones y divorcios, desempleo, desalojos, separación de un miembro familiar por motivos laborales, y podría seguir trayendo ejemplos.
En todos los casos observo múltiples factores de ansiedad que interactúan en conjunto, sumado a la permanente incorporación de elementos nuevos. Todos derivados directos o indirectos de la pandemia. Todos trabajando conjuntamente y sin darle respiro a la mente, que termina siendo el principal afectado en todo esto.
Las personas comenzaran a percibir nuevas sensaciones ante estos mensajes químicos, todos muy confusos, intensos y difíciles de interpretar en medio de una situación de ansiedad generalizada.
Hay que aprender a detectar y entender estos mensajes, cómo funcionan y elaborarlos racionalmente, sin dejar pasar mucho tiempo desde su detección, para poder evitar sus nocivos efectos secundarios.
Pero si su producción aumenta de manera sostenida en el tiempo se romperá el equilibrio interfiriendo en nuestra neuro plasticidad.
La neuro plasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse a nuevas experiencias. Gracias a ella somos capaces de adaptarnos a las situaciones inesperadas y enfrentar circunstancias adversas.
Es nuestra neuro plasticidad la que nos permite salirnos de nuestra zona de confort para superar una crisis. En estos tiempos de estrés pandémico tenemos que conocer, proteger y tomar medidas que ayuden a potenciar las capacidad de nuestra neuro plasticidad.
Veamos: Sabemos que nuestra plasticidad nerviosa cerebral disminuye por estrés, y que cuando eso sucede tendremos menos capacidad para enfrentar los desafíos que nos presenta la pandemia y menos recursos para resolver problemas inmediatos.
Estaremos más cansados, sin energía ni ganas de hacer nada. Podríamos presentar problemas de insomnio, dificultad para despertarnos temprano o cualquier otro trastorno del sueño.
No sentiremos ganas de hacer esas cosas que habitualmente nos gustaban. Es en ese preciso momento cuando tenemos que ponernos en movimiento.
En esta entrega quiero esbozar un borrador de lo que entiendo está pasando en Cancún, y así abordar las consideraciones a tener en cuenta para enfrentar la pandemia desde un punto de vista psicológico.
Sentir nerviosismo y agitación (incluso tristeza y hasta un poco de ira) es normal. La ansiedad genera esas emociones.
Esa ansiedad es necesaria para estar atentos frente al peligro potencial. Es una advertencia para mantenernos alertas, una especie de mensaje que debemos saber escuchar.
Sentirnos así en estas circunstancias es normal, incluso un síntoma de una buena salud mental.
Sentirnos así en estas circunstancias es normal, incluso un síntoma de una buena salud mental.
El problema es que se está prolongando demasiado.
La prolongación de la crisis del Covid-19 nos activó diversos mecanismos internos de protección. Las emociones generadas por esos mecanismos son intensas y la exposición prolongada a estos estados traen consecuencias que debemos reconocer a tiempo para evitar problemas causados por depresiones.
La prolongación de la crisis del Covid-19 nos activó diversos mecanismos internos de protección. Las emociones generadas por esos mecanismos son intensas y la exposición prolongada a estos estados traen consecuencias que debemos reconocer a tiempo para evitar problemas causados por depresiones.
La idea de esta nota es poner sobre la mesa esas emociones para identificarlas, estudiarlas y resolver cualquier problema directo o indirecto que puedan ocasionarnos.
Con la pandemia, poco a poco, se fueron sumando distintos factores de ansiedad.
El primero fue el peligro potencial del Covid-19. Como se trata de algo que puede matarnos, o matar a un ser querido, genera cierto grado de ansiedad.
En los casos de fallecimiento, muchos de los que están atravesando su doloroso proceso de luto no pudieron realizar los rituales luctuosos habituales de sus creencias.
La crisis económica desencadenó otra cadena de eventos paralelos, también generadores de ansiedad, estrés y miedo.
La modalidad de trabajo remoto golpeó duro a directores, gerentes, vendedores, ejecutivos y personas de negocios de todo tipo, que atraviesan problemas de comunicaciones y logísticas cuya consecuencia es el fracaso personal y económico en espacios donde siempre fueron líderes indiscutidos.
Los jefes y jefas de familia que siempre sostuvieron los gastos de sus casas y hoy no pueden hacerlo, atraviesa una serie de procesos internos de altísimo estrés personal.
Hay casos de todo tipo, forma y color.
El estrés pandémico
Con la pandemia, poco a poco, se fueron sumando distintos factores de ansiedad.
El primero fue el peligro potencial del Covid-19. Como se trata de algo que puede matarnos, o matar a un ser querido, genera cierto grado de ansiedad.
En los casos de fallecimiento, muchos de los que están atravesando su doloroso proceso de luto no pudieron realizar los rituales luctuosos habituales de sus creencias.
La crisis económica desencadenó otra cadena de eventos paralelos, también generadores de ansiedad, estrés y miedo.
La modalidad de trabajo remoto golpeó duro a directores, gerentes, vendedores, ejecutivos y personas de negocios de todo tipo, que atraviesan problemas de comunicaciones y logísticas cuya consecuencia es el fracaso personal y económico en espacios donde siempre fueron líderes indiscutidos.
Los jefes y jefas de familia que siempre sostuvieron los gastos de sus casas y hoy no pueden hacerlo, atraviesa una serie de procesos internos de altísimo estrés personal.
Hay casos de todo tipo, forma y color.
Por ejemplo, docentes altamente calificadas, con años de trayectoria de excelencia, que hoy se quedan fuera del mercado laboral porque no puede adaptarse a Zoom, Classroom y la modalidad on line, están atravesando momentos realmente difíciles.
Los ambientes laborales donde el trabajo remoto no tiene “hora de salida” son cada vez más frecuentes en Cancún. En esos hogares no alcanza el tiempo del adulto para controlar lo que sucede dentro de su casa, situación ideal para acumular presión que en algún momento tendrá que “alivianarse” por algún otro lado.
Todo esto genera conflictos de comunicación entre las parejas, los cuales se agravan a medida que pasan los meses.
El estrés se incrementa a medida que transcurre el tiempo, se van sumando problemas internos y se forma una especie de sistema que se retro alimenta en un ciclo de generación constante de situaciones de ansiedad: Identificar y romper ese ciclo es el desafío a vencer.
Estamos observando a una generación de niños convertirse en adictos a video juegos, redes sociales y todo tipo de dispositivo conectado a internet. Estos niños están cambiando de conducta. Comenzaron con simples rabietas y berrinches “a la hora de ir a bañarse” y escalaron a problemas mayores (y graves) en un lapsus de menos de dos años.
Los desórdenes alimentarios están a la orden del día. Los problemas de sobre peso son cada vez más frecuentes y se presentan de manera lineal con la evolución de algún otro factor asociado, perfectamente detectable y asociado a la pandemia por Covid-19.
Se incrementó el consumo de drogas recreativas, los casos de depresión están llegando a niveles extremos, separaciones y divorcios, desempleo, desalojos, separación de un miembro familiar por motivos laborales, y podría seguir trayendo ejemplos.
En todos los casos observo múltiples factores de ansiedad que interactúan en conjunto, sumado a la permanente incorporación de elementos nuevos. Todos derivados directos o indirectos de la pandemia. Todos trabajando conjuntamente y sin darle respiro a la mente, que termina siendo el principal afectado en todo esto.
Estrés
Cuando el estrés se prolonga demasiado tiempo, el organismo reacciona de manera parecida a la de un proceso infeccioso, poniendo en marcha células y hormonas del sistema inmune, aunque no exista una infección que controlar.Las personas comenzaran a percibir nuevas sensaciones ante estos mensajes químicos, todos muy confusos, intensos y difíciles de interpretar en medio de una situación de ansiedad generalizada.
Hay que aprender a detectar y entender estos mensajes, cómo funcionan y elaborarlos racionalmente, sin dejar pasar mucho tiempo desde su detección, para poder evitar sus nocivos efectos secundarios.
Cortisol y neuro plasticidad
El cortisol, la famosa “hormona del estrés”, es necesaria para regular un sinnúmero de funciones del cuerpo.Pero si su producción aumenta de manera sostenida en el tiempo se romperá el equilibrio interfiriendo en nuestra neuro plasticidad.
La neuro plasticidad es la capacidad del cerebro para adaptarse a nuevas experiencias. Gracias a ella somos capaces de adaptarnos a las situaciones inesperadas y enfrentar circunstancias adversas.
Es nuestra neuro plasticidad la que nos permite salirnos de nuestra zona de confort para superar una crisis. En estos tiempos de estrés pandémico tenemos que conocer, proteger y tomar medidas que ayuden a potenciar las capacidad de nuestra neuro plasticidad.
Cuál es el peligro al que tenemos que estar atentos y cómo protegernos
El estrés prolongado reduce nuestra neuro plasticidad disminuyendo nuestra capacidad de respuesta inmediata. Al perder el control ante los problemas se incrementan los sentimientos de culpa y angustia. Esto aumenta la ansiedad general de todo el sistema y terminamos colapsando .Y es eso lo que tenemos que evitar.Ponerle sana distancia a la depresión.
Para no caer en depresión, que es un problema grave, tenemos que actuar de inmediato para prevenirla.Veamos: Sabemos que nuestra plasticidad nerviosa cerebral disminuye por estrés, y que cuando eso sucede tendremos menos capacidad para enfrentar los desafíos que nos presenta la pandemia y menos recursos para resolver problemas inmediatos.
¿Cómo podemos saber que nos está pasando esto?
Nos vamos a dar cuenta porque sentiremos (lo que se conoce como) sensación de “desesperanza”.Estaremos más cansados, sin energía ni ganas de hacer nada. Podríamos presentar problemas de insomnio, dificultad para despertarnos temprano o cualquier otro trastorno del sueño.
No sentiremos ganas de hacer esas cosas que habitualmente nos gustaban. Es en ese preciso momento cuando tenemos que ponernos en movimiento.
No todo está tan mal: Cancún y sus ventajas.
Es cuestión de saber hacia donde mirar. En Cancún se está dando un fenómeno del que todos deberíamos ser parte.- Los parques de los fraccionamientos son cada vez más frecuentados por familias donde los niños comparten horas de juegos e interactúan entre ellos.
- En Malecón Cancún surgen actividades físicas espontáneas, como clases de artes marciales, baile y diferentes tipos de gimnasia.
- En el parque Kabah hay cada vez más gente haciendo caminatas en familias.
- Se están formando clubes de ajedrez a través de Facebook, cuyas actividades cada ves son mas importantes.
- La ciclo pista de la zona hotelera se ve transitada por “pelotones de ciclistas” cada vez más grandes que salen a pedalear varios kilómetros, compartiendo tiempo de calidad con familia y amigos.
- Hay grupos que practican yoga al amanecer, en las playas, o realizan prácticas de meditación.
Vivimos en una ciudad junto al mar, con playas paradisiacas y espacios abiertos de calidad que no siempre utilizamos con inteligencia.
Mantengamos las medidas de seguridad del Covid-19: Sana distancia, uso de mascarillas, lavado permanente de manos. Evitemos reuniones en lugares cerrados; y sigamos todas las indicaciones de la autoridad, pero salgamos del encierro, a medida que se pueda, y promovamos actividades al aire libre con acciones simples. Rompamos con el encierro mental, reactivando realciones que dejamos en pausa o proyectos pendientes por falta de tiempo.
Mantengamos las medidas de seguridad del Covid-19: Sana distancia, uso de mascarillas, lavado permanente de manos. Evitemos reuniones en lugares cerrados; y sigamos todas las indicaciones de la autoridad, pero salgamos del encierro, a medida que se pueda, y promovamos actividades al aire libre con acciones simples. Rompamos con el encierro mental, reactivando realciones que dejamos en pausa o proyectos pendientes por falta de tiempo.
Para evitar caer en depresiones tenemos que movernos a tiempo, tomando medidas simples inmediatamente percibamos los primeros signos de desesperanza.
Llevar a los niños a comer un sándwich a “Playa Las Perlas” dos veces por semana puede cambiar el ánimo de todos, apagar un rato los dispositivos electrónicos y ayudarnos a ver las cosas de otra manera.
Reemplazar momentos de ansiedad por momentos de calidad, en familia, con amigos, con nuestra mascota, siempre van a sumar a favor de nuestro bienestar.
Si llevas una rutina sedentaria te sorprenderán los resultados a corto plazo de salir a caminar todos los días una hora.
El estrés pandémico es una realidad que se está agravando en todas las ciudades del mundo, pero en Cancún contamos con algunas ventajas que tenemos que empezar a usar.
Es hora de hacer cosas nuevas. Lo que sea dentro de nuestras posibilidades, pero que implique tiempo de calidad personal.
Recorrer la laguna Nichupté en kayak, con tu pareja, aprender pesca deportiva o hacer un pequeño picnic en el parque cerca de tu casa. Ir a la playa al atardecer, organizar una carrera de bicicletas en tu colonia o comenzar a leer un libro sentado en los distintos columpios de los parques de Cancún.
Lo importante es entender y conocer nuestros pensamientos, cuestionarlos, estar conectados con nuestros sentimientos para poder mantener a raya aquellos que resultan disfuncionales. Asi frenar a tiempo cualquier escalada y tomar inmediatas medidas paliativas, que se irán evaluando concientemente sabiendo..cómo me hizo sentir hacer ese actividad.....para repetirla o modificarla. La capacidad de hacer concientes los pensamientos y emociones debe ser nuestro aliado en este proceso, no un enemigo al cual temer. y la acción, en conductas practicas medibles y observables nuestra mejor herramienta.
Si llevas una rutina sedentaria te sorprenderán los resultados a corto plazo de salir a caminar todos los días una hora.
El estrés pandémico es una realidad que se está agravando en todas las ciudades del mundo, pero en Cancún contamos con algunas ventajas que tenemos que empezar a usar.
Es hora de hacer cosas nuevas. Lo que sea dentro de nuestras posibilidades, pero que implique tiempo de calidad personal.
Recorrer la laguna Nichupté en kayak, con tu pareja, aprender pesca deportiva o hacer un pequeño picnic en el parque cerca de tu casa. Ir a la playa al atardecer, organizar una carrera de bicicletas en tu colonia o comenzar a leer un libro sentado en los distintos columpios de los parques de Cancún.
Lo importante es entender y conocer nuestros pensamientos, cuestionarlos, estar conectados con nuestros sentimientos para poder mantener a raya aquellos que resultan disfuncionales. Asi frenar a tiempo cualquier escalada y tomar inmediatas medidas paliativas, que se irán evaluando concientemente sabiendo..cómo me hizo sentir hacer ese actividad.....para repetirla o modificarla. La capacidad de hacer concientes los pensamientos y emociones debe ser nuestro aliado en este proceso, no un enemigo al cual temer. y la acción, en conductas practicas medibles y observables nuestra mejor herramienta.
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